LA LECHERA

              … LOS CUENTOS  YA NO SON  LO QUE ERAN

Erase una vez dos jovencitas  que eran muy amigas y que muchos días se encontraban en el bosque donde jugaban, recogían leña y  pasaban camino a casa de su abuelita.  Desde muy pequeñas  habían compartido muchas penas y alegrías. Se contaban sus sueños, sabían sus gustos y confiaban mucho la una en la otra, cosas de la amistad. Sus nombres, Cenicienta y Caperucita.

Un buen día cuando se encontraron Caperucita llevaba una enorme lechera llena de leche. Cenicienta la pregunto  para  quien era la leche y Caperucita la contesto que la llevaría a su abuelita que estaba pachuchilla y necesitaba cosas calentitas. Cenicienta enseguida puso su imaginación a funcionar y la dijo.

-           Se me ocurre una idea. No se la lleves a tu abuelita,  solo déjala una poquita, el resto llévala al mercado y véndela. Con el dinero que saques compras gallinas. Las haremos un corral y las cuidaremos. En cuanto tengan  polluelos y pongan huevos, los venderemos y con el dinero podremos comprar ovejas. Su lana está muy cotizada y la leche se puede vender. Con el dinero que saquemos podremos comprar vacas, vender su carne y su leche. Y así poco a poco iremos ahorrando cada vez más dinero hasta que tengamos el suficiente para que tú puedas salir de este pueblo e irte a estudiar arte dramático y yo  periodismo para poderme con un príncipe casar (jajaja, os suena?). Lo que siempre hemos querido

Caperucita se lo pensó unos segundos y enseguida sonrío diciendo que si

Caminaban las dos amigas bosque adentro entre risas y confidencias cuando de repente apareció el lobo dandolas un susto enorme. Tan terrible que a Caperucita se la cayo la lechera desparramándose toda la leche,( peo eso ya lo esperabais, no?). Las dos amigas se miraron asustadas, sus sueños, su futuro estaba esparcido por el suelo mientras el lobo se  relamía por el festín que le esperaba. Si pensarlo mucho, una sola mirada las basto para ponerse de acuerdo rápidamente y  abalanzadose sobre el lobo  sacanron uñas y dientes y comenzaron a pegarle. El lobo que no se lo esperaba no pudo reaccionar. Los golpes que le dieron le dejaron tan aturdido que no fue capaz de poner resistencia. Cosa que ellas aprovecharon para meterlo dentro de la lechera y rápidamente la tiraron al rio. Cuando vieron que las burbujas desaparecían de la superficie del agua, la recuperaron con el trofeo dentro y se lo llevaron al mercado.

Tenían que comenzar de alguna manera, no hay leche pero hay piel, todo vale para empezar

Moraleja:

Dicen que no hay que vender la piel del lobo antes de cazarlo ( o era del oso? da igual). No puedes consentir que se rompan los sueños, hay que empezar como sea. Y mejor piel en mano que leche por el suelo ( creo que tampoco es asi, pero también da igual, a que me entendéis?). Que nada ni nadie nos desanime. Tenemos que saber elegir y pelear hasta el final La vida no es fácil pero en nosotros esta la fuerza para seguir peleado. Hay que morir con las botas puestas ( y los que no las tengan ya se las están comprando)

Y colorin colorado…

           … LOS CUENTOS  YA NO SON  LO QUE ERAN

Vecinos, sigo “destrozando” cuentos. Esta vez le ha tocado a La Lechera a petición popular. Estoy abierta a sugerencias para el próximo. Ahora os toca a vosotros, si os apetece, hacer vuestra versión. Venga, poner la imaginación a trabajar un poco mas jajaja.

                              Y LOS VALIENTES SON…

                                DIAZUL
                            CAMPOAZUL
                   EL CANTO DE LA LUNA

                                                   



Esta version me la ha mandado MARICARI, la jardinera de la blogosfera. Disfrutarla

                                                UN JARDIN PARA MARICARI
                                                        

El cuento de la lechera…

Pues era una señora que no tenía vaca pero era muy lechera (por mala uva), solo tenía una prima que le fue a visitar un día y le llevó de regalo una gallina, diciéndole que ponía un huevo al día. Ella pensó automáticamente en que dejaría de ir al comedor social y que ya todos los días se haría con el huevo una tortilla francesa y viviría tan campante sin tenerse que casarse ni atender más historias.

Pero su prima pretendía meterle los pajarillos en la cabeza para poder irse las dos a Marina Dor ciudad de vacaciones a buscar un hombre con dinero. Y claro, como no tenía ningún tipo de ingresos, y la prima no le quería costear las vacaciones, le dijo, pues mira, haces régimen un día sin quebrar el huevo y así, al mes… puedes venderlos. Con el dinero que saques de la venta de los huevos de aquí a 6 meses compras una cabra y bien que guardarás la silueta, porque sigues haciendo el régimen y andas todos los días con la cabra por el campo para alimentarla y lo que te vas a ahorrar en gimnasio, no como yo que se me va una pasta. Todos los días ordeña a la cabra, pero no te bebas la leche porque tú ya eres intolerante a la lactosa por falta de costumbre diaria, y haces quesos, total, que en 5 meses, así por lo alto, podrás comprar otra cabra con los huevos que no te comas, tendrás una línea especial K y con la venta de los quesos te compras una vaca, y ya estás montada en el dólar, y justo para el verano, nos vamos de vacaciones.

Automáticamente la lechera le cortó el cuello a la gallina. Su prima le preguntó que por qué había hecho eso, a lo que ella respondió que se iba a dar un buen festín con su carne para comenzar el régimen de vacaciones permanentes, porque tiene entendido que los huevos tienen mucho colesterol y ya tiene bastante con ser intolerante a la lactosa.